Que difícil que es cuando estás del otro lado, o sea cuando vos sos el que prestas el servicio. Pero la cuestión es que justo me tocaba sacar fotos para una empresa que decora ambientes, necesitaban una foto de portada de la web que representara su trabajo. Ya había estado sacando a alguno de sus trabajos para generar contenido de la web, por lo tanto tenía una idea de lo que les gustaba. Ahora bien, cuando yo pienso en una portada, pienso en una imagen simple, bien minimalista para no llamar la atención, o desviar el ojo hacia un lugar que no nos interesa, entonces empecé a hacer pruebas, composiciones y demás, con elementos que ellos me fueron proporcionando, y la verdad que los resultados no me decepcionaron, salieron unas imágenes muy lindas, y creativas, pero (siempre hay un pero), cuando mostraba algunos resultados, o por lo menos la preliminar del resultado, la cara del cliente no era la que yo buscaba, no estaba convencido en lo absoluto, y seguía probando pero no. Es difícil explicar la sensación pero no es nada linda, y lo peor es que genera una especie de desilusión o un dolor de garganta instantáneo, angustia de no poder dar lo que el cliente quiere.
Esos fueron los primeros resultados que no eran satisfactorios. Ya estaba totalmente deprimido, ni la música me levantaba, entonces decidí en buscar imágenes de la base de datos que había hecho en los últimos días, buscando y buscando, encontré una foto interesante, a la que yo nunca hubiera escogido para una portada. Todo cambió cuando la vi publicada, no sólo aprendí a satisfacer al cliente sino también que puedo romper con los esquemas personales para crear resultados diferentes. Los desafío a todos a que hagan lo que hacen siempre, pero esta vez de una forma diferente, ya sea, ir al trabajo por una calle diferente, estudiar en un lugar distinto, cambiar de lugar los iconos del iPhone, cualquier cosa que desafíe a su rutina, van a ver que perdiendo un poco el miedo y probando cosas nuevas, también se consiguen buenos resultados.